El coste humano de los cortes de Internet

Los cortes de Internet se están convirtiendo en una forma cada vez más común de censura y represión, en 2022 hubieron aproximadamente 187, según Access Now. A menudo se utilizan para impedir que las personas accedan a recursos vitales, y su coste humano es a menudo devastador; provocan desde pérdidas económicas hasta el corte de servicios esenciales e incluso la pérdida de vidas. Los cortes de Internet se están convirtiendo en un problema importante en la era digital, y abordarlos es de vital importancia.

Uno de los cortes de Internet más importantes de los últimos años se produjo en Myanmar en febrero de 2021, cuando la junta militar interrumpió el acceso a Internet y a las redes sociales en un intento de sofocar las protestas contra su golpe de Estado. Este apagón duró semanas, restringiendo gravemente la comunicación y el acceso a la información de la población de Myanmar.

Otro ejemplo notable es el de India, que ha interrumpido con frecuencia el acceso a Internet en algunas regiones, sobre todo en la disputada Jammu y Cachemira. Estos apagones no sólo han perturbado la vida de millones de personas, sino que también han causado importantes pérdidas económicas.

Introducción
Los cortes de Internet tienen un impacto grave en la vida humana y en los medios de subsistencia, no sólo en términos de interrupción de los servicios básicos, sino también en relación al derecho a la libertad de expresión, al acceso a la información y a las actividades económicas. En algunos casos, el impacto económico de un corte de Internet puede ser catastrófico. Por ejemplo, en 2018, un apagón de tres días en Camerún le costó al país una pérdida de ingresos estimada en 2,5 millones de dólares. Sin embargo, el coste humano de los cortes va más allá de las pérdidas económicas. Por ejemplo, en 2019, los cortes de Internet en Camerún, India e Irak se relacionaron con un aumento significativo de las violaciones de derechos humanos, incluidos arrestos, detenciones y torturas de periodistas, activistas y civiles. Lo mismo puede decirse de otros países en los que los apagones se han convertido en algo habitual. Al limitar el acceso a la información, la libertad de expresión y los servicios esenciales, socavan los derechos humanos básicos de las personas, sus familias y sus comunidades.

El impacto económico de los cortes de Internet
Como hemos visto, los cortes de Internet no sólo suponen un gasto económico, sino que también tienen un importante coste humano. Privan a los ciudadanos de su derecho a acceder a la información, esencial para una democracia sana. La gente no puede consultar las noticias, tomar decisiones con conocimiento de causa o comunicarse con amigos y familiares. También pueden limitar el acceso a servicios esenciales, como la sanidad, la educación y la banca. Esto puede causar trastornos sociales y económicos, que perjudican aún más a las poblaciones vulnerables. Además, los cortes de Internet pueden provocar un aumento de las violaciones de los derechos humanos, tales como la censura, la violencia y la discriminación. Esto no sólo impide que la gente participe en diálogos y debates significativos, sino que también afecta a sus derechos y libertades fundamentales. En resumen, los apagones de Internet conllevan un importante coste humano, y es esencial que los gobiernos, las empresas y la sociedad civil colaboren para garantizar que estos apagones sean limitados y que se respete y proteja el acceso de las poblaciones a Internet.

El impacto social de los cortes de Internet
Los cortes de Internet repercuten de forma devastadora en la vida de las personas, tanto a corto como a largo plazo. A corto plazo, pueden interrumpir necesidades humanas básicas, como el acceso a la alimentación, la educación y la sanidad. Los ciudadanos no pueden utilizar servicios esenciales de los que dependen, como los bancarios y de comunicación. Esto también repercute negativamente en las empresas, muchas de las cuales no pueden operar cuando se corta Internet. A largo plazo, pueden tener un grave impacto en la salud mental de las personas que dejan de tener acceso  a los servicios de los que dependen o conectarse con amigos y familiares. Esto puede conducir a un aumento del estrés, la ansiedad y la depresión. Además, los apagones suponen una pérdida de confianza en el gobierno, ya que los ciudadanos dejan de confiar en ellos para acceder a los servicios básicos. Esta situación crea una atmósfera de desconfianza y miedo, que puede tener repercusiones de gran trascendencia para la sociedad.

El impacto político de los cortes de Internet
Los apagones de Internet suponen un coste humano incalculable. Constituyen una violación de derechos humanos fundamentales, como la libertad de información y expresión, y equivalen a una forma de censura que aísla a las personas del resto del mundo. Esto tiene efectos psicológicos devastadores, como la soledad y la depresión, y también económicos, ya que las empresas no pueden operar y los ciudadanos no pueden acceder a servicios esenciales. También puede conducir a un aumento de la pobreza, ya que la industria se paraliza y las personas no pueden acceder al mercado mundial de bienes y servicios. Aún más preocupante es la posibilidad de que se produzcan actos violentos, ya que las comunidades quedan aisladas de la comunicación entre sí y con el gobierno, y no pueden acceder a la información que necesitan para tomar decisiones con conocimiento de causa. Las consecuencias de los cortes de Internet pueden ser de gran alcance y duraderas, y no deben tomarse a la ligera.

Conclusión
Como hemos visto, los cortes de Internet tienen un efecto devastador tanto en las personas como en las sociedades. No sólo reprimen la libertad de expresión y dificultan el acceso al conocimiento, sino que también tienen un elevado coste humano que puede manifestarse en forma de salarios perdidos, oportunidades educativas desaprovechadas y pérdida de tiempo y esfuerzo, por citar algunos ejemplos. Está claro que los apagones deben evitarse siempre que sea posible, ya que no sólo amenazan nuestro acceso a la información y la comunicación, sino que también imponen una pesada carga financiera a los afectados. Es hora de que los gobiernos y los responsables políticos se tomen en serio esta cuestión para proteger a los ciudadanos de sus consecuencias económicas y sociales,

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